Inframundo: la rebelión de los Lycans

Hay una leyenda urbana que hace décadas gira sobre las cabezas de los espectadores: “las secuelas nunca son buenas”. ¿Será verdad? “Podría ser que sí, como podría ser que no”, decía la tortuga gigante de La Historia sin Fin (otra hermosa película que tuvo secuelas, y de las malas). Podríamos hablar de excepciones, por supuesto. Y además, ¿qué sucede con las terceras partes? ¿Y las cuartas? Podríamos concluir con que eso va en gustos…

De un tiempo a esta parte ha surgido una nueva moda, como las continuaciones (en especial las malas) no tenían en general una buena recepción, a los genios de las compañías cinematográficas se les ocurrió comenzar a filmar otras partes de la misma historia, pero a estas no se las podría llamar secuelas, porque sucedían con anterioridad a lo que ya se conocía.

Algunas precuelas han tenido bastante éxito y consisten en narrar los orígenes: cómo surgen los persoanjes, de qué manera se llegó al punto donde el cuento original comienza.

Tal vez la serie de precuelas más conocidas sea la del gran George Lucas y sus Episodios, que si bien salieron varias décadas después, contaban la historia anterior de Star Wars.

De todas maneras no podemos comparar a una de las sagas más sensacionales de la historia con una precuela de Inframundo, que en su tercera parte se dedica a relatar los sucesos previos a las aventuras de Selene en el medio de una interminable lucha entre vampiros y hombres lobos.

En esta entrega se conoce el principio de la lucha entre estas dos razas: los vampiros reinaban sobre los lycans (más conocidos como licántropos), a quienes mantenían como esclavos. El asunto llega cuando Sonja (Rhona Mitra), la hija de Viktor (Bill Nighy), el rey vampiro, se enamora de Lucian (Michael Sheen), un joven lycan, y este es liberado de su captura, lo que desata una revolución a la que la raza opresora deberá combatir, dando origen a la encarnizada lucha que ya se vio en los anteriores films.

CURIOSIDADES

1. Mientras que gran cantidad de los actores de esta cinta ya participaron de las dos primeras partes de la saga, repitiendo una vez más sus personajes, la gran ausente es Kate Beckinsale, que había sido la protagonista de las Underworld anteriores.
2. Este es el primer largometraje que dirige Patrick Tatopoulos; quien en este caso se alejó de los efectos especiales (los había realizados para las entregas anteriores) y se cargó al hombro la realización del film.
3. Si bien los creadores de la historia (Len Wiseman, Robert Orr y Danny McBride) aseguran que siempre vieron a esta saga como una trilogía, las buenas recaudaciones y la respuesta del público luego de los estrenos de Underworld y Underworld: Evolución, contribuyeron a que se pudiera lograr realizar una tercera parte.